viernes, 5 de enero de 2018

Diana Quer, Manuela Chavero y Franscisca Cadenas


José Joaquín Rodríguez Lara


Lo establece la normativa judicial, pero no es fácil admitir que un juez archive, aunque sólo sea de forma provisional, el caso de tu hija, de tu hermana, de tu amiga o de tu vecina cuando sólo han pasado ocho meses de su desaparición, y que lo haga, simplemente, por no haber avances en la investigación.


La angustia y el dolor de los familiares no es archivable; ni provisional ni tampoco definitivamente; la preocupación del vecindario no desaparece con el sobreseimiento. La atención judicial para esclarecer un delito tan grave como es la desaparición de una joven, o cualquier otro ataque al derecho a la vida de las personas, no debería archivarse, ni siquiera provisionalmente, por el mero hecho de que la investigación esté en un callejón sin salida.


El juez no investiga, pero es uno de los motores de la investigación. Incluso más, es la autoridad máxima en la investigación de cualquier delito. El motor tendría que funcionar a la máxima potencia, sin sobreseimientos, mientras que no se aclare el delito, se detenga a su autor o autores y se les juzgue.


El archivo de una causa judicial por un delito aún no aclarado, no sólo no tranquiliza, sino que alarma, porque confirma que sus autores siguen libres y pueden volver a delinquir.


Menos mal que hay unidades y agentes de las Fuerzas de Seguridad del Estado que no archivan las causas abiertas y siguen investigando, aunque pasen los meses y hasta los años.


Es lo que ha ocurrido con la desaparición de la joven Diana Quer. La Guardia Civil no había archivado el caso. Tenía un retrato robot del autor o de los autores bastante perfilado –persona con atecedentes por delitos sexuales, residente en Galicia, muy buena conocedora de la zona en la que se produjo la desaparición…- y la realidad lo ha confirmado.


El autor confeso de la desaparición y muerte de Diana Quer tiene antecedentes por violencia sexual, reside en Galicia y conoce muy bien la zona. Además, tiene un automóvil que fue filmado por las cámaras de seguridad en el área de los hechos la noche que despareció Diana Quer.


Seguramente impulsado por su depravación, el hasta hora mero sospechoso ha intentado repetir la fechoría con otra mujer. Esta vez no lo ha conseguido, pero los agentes de la Guardia Civil se han dado cuenta inmediatamente de las coincidencias en el modus operandi de ambos delitos y ha resuelto el enigma en muy pocas horas tras su detención.


Los agentes han cumplido con su obligación, para eso les pagamos, pero hay que felicitarles. Han resuelto un caso muy difícil.


La brillantez de la operación que ha llevado a cabo la Guardia Civil en Galicia renueva las esperanzas de que se resuelvan en Extremadura dos casos que tienen cierta semejanza, entre sí y con el de la joven Diana: las desapariciones de Manuela Chavero, en Monesterio (Badajoz), la noche del 4 de julio del año 2016; y la desaparición de Franscisca Cadenas, en Hornachos, también en Badajoz, la noche del 9 de mayo del año 2017.


Tras meses o años de búsqueda, resulta desgarrador hallar el cadáver de un ser querido al que un delincuente le arrancó la vida, pero mucho más destructivo puede llegar a ser que pasen los días y los meses y los años sin hallar el cuerpo de esa persona, a la que ya se supone fallecida, para darle digna sepultura.


Entre lo que sabemos sobre el paradero de Diana Quer y lo que nos han engañado sobre el de la joven andaluza Marta del Castillo, desaparecida en Sevilla el 24 de enero del 2009, hace nueve años, hay que quedarse siempre con Diana.

Muchas gracias, señores agentes de la Guardia Civil de Galicia. Un millón de gracias, desde Extremadura.


(Décimo artículo escrito para extremadura7dias.com,
publicado el 31 de diciembre del año 2017.)

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