sábado, 14 de abril de 2018

A Messi le pesan los... galones


José Joaquín Rodríguez Lara


Quienes afirman que el Barcelona ha quedado eliminado de la Liga de Campeones por su mal juego cometen una injusticia.


Por una parte, eximen de cualquier responsabilidad al árbitro. Por otra, olvidan que ‘la’ Roma ha jugado muy bien y pasa a semifinales de la competición por méritos propios. De hecho, ‘la’ Roma ha sido el equipo que más goles ha marcado en la eliminatoria: tres en Barcelona –dos en propia puerta y uno en la del Barça- y otros tres en Roma, todos ellos en la portería culé. Es decir que el equipo romano ha marcado 6 goles y el catalán, sólo dos.


En Roma, el equipo del extremeño Ernesto Valverde ha notado la baja de ‘Autogol’, segundo máximo goleador del Barça en la Liga de Campeones, con cinco tantos, sólo uno menos que Messi, que es ‘el pichichi’ culé en la Champions.


El Barcelona lleva mucho tiempo jugando a lo mismo: a Messi. Sólo a Messi, que, aunque sea un peligro hasta cuando está sentado en el banquillo, no siempre resulta suficiente. Hay días en los que Messi no juega. Aunque se pasee por el césped. Y este martes, en Roma, Messi no ha jugado.


Cabizbajo, tristón, ineficaz, apagado, ‘Messiándose’ la barba… Messi no ha hecho nada en Roma. Ni siquiera ha vomitado, como hace cuando se exprime físicamente.


Ni lo hizo cuando actuó como soldado ni tampoco después, cuando se marchó Iniesta y Messi heredó el brazalete de capitán. El Barcelona ya perdía y necesitaba animarse, pero Messi no estaba para darle ánimos a nadie. A Messi le pesan los galones de capitán; sobre todo cuando hay que arengar a la tropa y dirigirla en la batalla para conducirla a la victoria. Ya lo dice Maradona: Messi es un “pecho frío”.


La culpa no es suya, es del Barcelona. Los clubes de fútbol se empeñan en aplicar la doctrina militar y consideran que la veteranía es un grado. Puede serlo en tiempos de desfiles militares, pero lo lógico es ascender ‘por méritos de guerra’, no por ‘trienios de antigüedad en el cuartel’.


Los equipos de fútbol deberían tener un capitán, o siete, elegido por los jugadores para representar a la plantilla ante su directiva; necesitan un capitán del entrenador, elegido por el técnico, para representar en cada caso al equipo ante el árbitro, en función del conocimiento de un idioma común, de la nacionalidad, de la empatía, del carácter, etcétera; y tendrían que tener, también, un capitán del club, elegido por la directiva en función del carisma del jugador, para representar a la entidad ante el mundo.


La capitanía es una responsabilidad tan importante que la antigüedad no debería ser una circunstancia determinante para lucir galones de capitán. La antigüedad ha dado capitanes excelentes, como Pujol, en el Barcelona, y Ramos, en el Madrid, y capitanes sin arrestos como Casillas en el Madrid y Messi en el Barcelona. Lo curioso es que el Barcelona lo sabe y, en tiempos, hasta lo tuvo en cuenta. Cruyff, un líder nato dentro y fuera del campo, fue nombrado capitán del Barça poco tiempo después de haber llegado a Barcelona.


Messi es muy buen jugador, pero no parece un capitán eficaz. A Messi le pesan demasiado los galones y en Roma ha vuelto a demostrarlo.


(Trigésimo quinto artículo escrito para extremadura7dias.com,
publicado el 11 de abril del año 2018.)

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