sábado, 17 de octubre de 1998


Corre o vuela

José Joaquín Rodríguez Lara


Aunque ni ellos mismos se lo crean, tras el bochorno que, urbi et orbe, predicaron en Huelva, al C. D. Badajoz todavía le quedan jugadores de calidad. Incluso en buen uso. Sin embargo, el convencimiento de que son buenos no consuela a los devotos creyentes. En todo caso agrava la indignación de los fieles. Después de lo visto en el Colombino, la afición está contrita. Pobrecita mía. Si, como pregonaron en Huelva, Mancuso, Bisconti y compañía son un desecho de los potreros argentinos, malo. Y si son grandes estrellas, peor, porque entonces es que no quieren brillar. ¿O es que no las dejan? ¿Acaso con la luz de una se apagan las otras?

Hay seguidores tan desconfiados que no albergan la más mínima duda: a Toti Iglesias y a Gene con Carnet -El Dúo Inalámbrico- les ha pinchado el movistar una mano negra. Esa zarpa que usted se imagina.

Sentados al borde del precipicio, cualquier explicación vale para ahogar este sin vivir; cualquiera salvo dudar de la plantilla. De la calidad de los jugadores blanquinegros no duda ni siquiera su presidente, don Pepe Macías, quién ha dado una muy curiosa interpretación sobre los deplorables resultados cosechados hasta ahora por su equipo. Opina el presidente blanquinegro que los principales jugadores del Badajoz no sólo no son malos, sino que son demasiado buenos y por eso no valen para la Segunda. Así, como suena. Afirma que son futbolistas de elite y no están acostumbrados a trabajar en el pozo minero de la Sin Segunda Solución. Pues hombre, haberlo dicho en julio, cuando se estaban haciendo los fichajes. Si lo hubieran sabido entonces, los patrocinadores de Marcelo Tinelli se habrían ahorrado una pasta, don José. Para fichar jugadores de renombre habrá que ir a la República Argentina, pero con ganas de trabajar los hay aquí a patadas. Llenito está el Inem, oiga.

Para mí que este hombre ha tenido un pronto. Macías no puede ser un clementiano tan ortodoxo que no sólo anteponga la mediocridad de los que sólo se esfuerzan al mediocre esfuerzo de los que saben, sino que, además, presente el trabajo y la clase poco menos que como valores incompatibles. Macías sabe perfectamente que siempre será más fácil hacer correr a un futbolista de calidad que convertir en futbolista de calidad a un corredor. Y si está convencido de lo contrario, que fiche un ciento en la media maratón. Mientras tanto, mañana ante el Mérida -que no es rencoroso y vuelve otra vez por donde solía-, es una buena ocasión para ir a El Vivero y ver quién empieza a correr para no volar y quién inicia el vuelo por no correr.


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