miércoles, 4 de noviembre de 2009

Que se manifiesten


José Joaquín Rodríguez Lara


Nunca faltará quien piense que es una muestra de fuerza, pero detrás de la masa, de sus gritos, banderolas y pancartas lo que realmente hay es una demostración de impotencia. Cierto es que alguna que otra manifestación ha conseguido darle la vuelta a la tortilla, pero han sido las menos y más por la debilidad del poderoso que por la fuerza de los manifestantes. Así llegó a España la Segunda República. Los partidos de izquierda, que habían perdido las elecciones municipales en el conjunto del país, se echaron a la calle en los lugares en los que sí sumaron más votos, y los conservadores, que habían ganado los comicios locales, perdieron a un rey (Alfonso XIII) que desinformado y compungido se marchó del país desamparando a quienes le apoyaban. Ahora no pasaría.


Pero habitualmente no ocurre así. Los manifestantes piden el cierre de una discoteca, reclaman seguridad en las calles, un colegio, un empleo, un tractor amarillo, que se marchen las prostitutas, precios agrarios dignos o un homenaje por haber roto la bicicleta de todos con su mala gestión y nada cambia, salvo, quizás, las papeleras y otras piezas del mobiliario urbano.

Salir en manifestación de repulsa en contra de los mequetrefes que han matado a una burra en Torreorgaz no le devolverá la vida al animal y, lo que es más importante, no limpiará la imagen de un pueblo extremeño incluido ya para siempre en la lista de las localidades distinguidas por su crueldad ilegal con los animales. La clave de este caso no es la repulsa social, sino la ilegalidad. A partir de ahora, además de naturaleza, gastronomía y pueblos con encanto, en la campañas de turismo rural podremos incluir la eficiencia de nuestros mataburros y podaperros. En esto nadie nos gana.

Semejante vergüenza no se borrará con manifestaciones aunque las encabece el mismísimo presidente de la Junta. Al contrario. Si él o alguien de su Gabinete, se coloca al frente de la manifestación por lo de Torreorgaz estará reconociendo la impotencia de la Junta para luchar contra la estupidez de una docena de desalmados con identidad; un ejército formidable, bien se ve.

Cuando se tienen en las manos los resortes del Diario Oficial de Extremadura, de la Guardia Civil, de la Fiscalía, de la Alcaldía de Torreorgaz, del PSOE y de la inmensa mayoría de los ciudadanos no hay que manifestarse: hay que aplicar la ley y hacerlo hasta sus últimas consecuencias. Investíguese, sanciónese y después, si les apetece, que se manifiesten los autores de la salvajada, que no tienen ni la razón ni el poder ni nada más que mierda en el corazón y serrín en la mollera.

Que se manifiesten ellos y quienes les defiendan o disculpen.

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