miércoles, 16 de diciembre de 2009

Diego Godoy

José Joaquín Rodríguez Lara


CON los primeros fríos de este otoño, sospechosamente confortable, nos hemos quedado sin Diego Godoy Vances. Corresponsal de HOY en Castuera durante casi 20 años, Diego fue el hombre de Puerto Hurraco, el primer periodista que informó sobre la carnicería realizada por los hermanos Emilio y Antonio Izquierdo. Bien entrada ya la noche del domingo 26 de agosto de 1990, Diego Godoy, haciendo gala de olfato periodístico, llamó a la redacción del diario en Badajoz para trasmitir lo primero que supo sobre la tragedia.

-Joaquín, ha pasado algo en Puerto Hurraco. Han traído a una niña malherida. No tengo el coche, pues se lo ha llevado mi hijo, pero voy a tratar de acercarme con el que ha traído a la chiquilla.

Esa noche, el azar le regaló a Diego una prórroga de 19 años de vida, pues los Izquierdo acribillaron el vehículo matando al conductor cuando regresaba a la pedanía, pero al corresponsal de HOY se le había escapado el transporte y se quedó en Castuera. El regalo de la suerte se le acabó el lunes pasado.

Diego Godoy Vances ha muerto a los 73 años. Sin su llamada a la redacción de HOY aquella noche de agosto, cuando todavía estaba en sus inicios la venganza asesina de los Izquierdo, y sin la generosidad y profesionalidad del periodista Domingo Núñez, a la sazón jefe de Deportes de HOY, y del fotógrafo Brígido Fernández, la escabechina de Puerto Hurraco hubiese sido una información contada a toro 'pasao'. Pero Diego 'recibió al morlaco a porta gayola', en Castuera, y Domingo y Brígido se fueron a Puerto Hurraco para fajarse con la noticia 'en los medios' de la misma pedanía, llamando a Badajoz cada vez que había un dato nuevo.

-Que ya son cinco, Joaquín.
-Pero cinco ¿qué?, Domingo. ¿Heridos?
-No, heridos no. ¿Qué van a ser heridos?

A 30 metros de donde habían caído las piezas abatidas por las escopetas de los Izquierdo, Domingo Núñez informaba desde el único teléfono que había en el pueblo -entonces, los móviles eran ciencia ficción-, rodeado por los familiares de los fallecidos que también tenían que hablar por ese mismo aparato, instalado en una vivienda.

-Siete, Joaquín, siete, y quince heridos.

Descontados los viajes al teléfono, Domingo Núñez y Brígido Fernández estuvieron toda la madrugada a una bocacalle de donde seguían apostados los hermanos Izquierdo. Los dos periodistas de HOY también corrieron serios riesgos, pero aguantaron disciplinadamente toda la noche.

-Si os venís sin las fotos os corto los...

A la mañana siguiente, Brígido fotografió la detención de los Izquierdo. Las cananas repletas de cartuchos aún impresionan. Brígido hizo unas fotografías de reportero grande. Si, ahora que los periodistas empezamos a ser piezas de museo, alguien abriese el museo extremeño del periodismo, entre periódicos viejos, restos de rotativas, berrinches, antiguas válvulas de radio y los primeros telediarios locales, las fotografías de Brígido deberían tener un lugar destacado.

Y todo fue posible porque Diego Godoy hizo honor a su condición de corresponsal, de adelantado en el frente informativo. Merecía un monumento. En su honor y en el de todos los corresponsales que, a pesar de los pesares, hacen periodismo del bueno, aunque a veces nadie se lo reconozca.


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