martes, 22 de diciembre de 2009



(Entre paréntesis)

José Joaquín Rodríguez Lara


ABRO paréntesis (cada día veo más paréntesis en los textos). Debe ser una moda, aunque más parece una plaga. El paréntesis es un signo mellizo (término que habría que incluir entre las palabras castellanas en peligro de extinción, pues la equiparación sexual ha llegado al extremo de considerar gemelas a todas las criaturas nacidas en un parto doble, sin importar el sexo. «Ha tenido gemelas, niño y niña». Jesús, tan jóvenes y ya desprovistos de atributos sexuales definidores).

Aunque sea mellizo, el paréntesis no es gemelo: hay '(' paréntesis de apertura y paréntesis de cierre ')'. Eso sí, suelen ir juntos a todas partes, menos a los 'chats' y otras tertulias informáticas. Ahí se teclea :) para sonreír, :( para mostrar disgusto y ;) para guiñar el ojo. (Wikipedia dixit). Además se pueden hacer algunas otras cosas bastante soeces.

Muchas de las expresiones encerradas entre paréntesis podrían ir entre comas o entre guiones. El guión no encierra las frases, sino que las relaciona; es una mano tendida que conecta expresiones y funde-palabras, un signo tan dialogante (al contrario que el paréntesis) que hasta se pone al inicio de cada intervención en los diálogos.

- ¿No es así?
- Desde luego que lo es.

Las normas de escritura tradicionales le atribuyen numerosas funciones a los paréntesis. (Para contener oraciones subordinadas). Para guardar fechas como el año (1212) de la batalla de Las Navas de Tolosa. Para explicar siglas y abreviaturas; v. g. (verbigracia). Para aclararle al vulgo (en cristiano) lo que, por erudi(c)ción, soberbia o chulería se ha escrito en latín u otras lenguas que, por estar muertas o lejos, no se encuentran al alcance del común de los mortales. ¡O tempora! ¡O mores. (La 'Catilinaria' no pierde vigencia). También se utilizan los paréntesis para resaltar las acotaciones en los libretos de teatro. ¡Ay! (grita transido de dolor Doroteo, tras pillarse el corazón -tercer dedo de la mano, se mire por donde se mire- con la tapa del piano). Igualmente se recurre a los paréntesis para circunscribir el ámbito en el que está el sitio del que estamos hablando. Por ejemplo (Huesca), si queremos situar en el texto a Barbastro, o (al fondo a la derecha), cuando queremos dar instrucciones precisas sobre algo que si no está al fondo a la derecha se encuentra en la puerta de al lado.

A pesar de estas y de otras funciones escriturales propias de su sexo, el paréntesis siempre me ha parecido un signo mucho más matemático que gramatical. En la escritura se encierra entre paréntesis lo menos importante, lo subordinado, lo ya dicho. En cambio, en las operaciones matemáticas, lo que se presenta contenido entre paréntesis tiene preferencia a la hora de resolver las operaciones.

En el lenguaje corporal lo más parecido al paréntesis matemático podrían ser esas arruguitas que enmarcan los ojos o las comisuras de los labios, pero hay un gesto que se acerca mucho más: los brazos cruzados sobre el pecho. Además de desentenderse de las angustias ajenas, cuando alguien cruza los brazos se enmarca a sí mismo, resalta su presencia y establece una barrera física (casi inexpugnable) entre su realidad y la que le rodea. De algún modo está diciendo: en esta operación matemática, lo primero es resolver lo mío.
Últimamente habrá visto usted en HOY a más de un firmante entre paréntesis. (De brazos cruzados). No es por egoísmo (o desinterés). Es por diseño. Y crea usted que donde hay diseño, no manda marinero.


No hay comentarios:

Publicar un comentario