jueves, 11 de abril de 2013


El divorcio es cosa de tres, o más


José Joaquín Rodríguez Lara



El Parlamento regional acaba de aprobar, por unanimidad, una propuesta de pronunciamiento a favor del Sáhara saharaui y, como suele ocurrir cuando las tres agrupaciones políticas representadas en la cámara legislativa extremeña aprueban algo por unanimidad, se ha producido la trifulca correspondiente. Cuando discrepan sobre la cuestión que se debate, sus señorías dedican algunos minutos a explicar con argumentos el sentido de su voto, pero si están de acuerdo en lo fundamental, entonces suelen centrarse en atacar al adversario.

Pedro Escobar, portavoz de IU. (Imagen bajada de la red)
La propuesta, presentada por el grupo IU-Verdes-SIEX, fue defendida desde la tribuna de oradores por Pedro Escobar, portavoz de la agrupación, quien instó al Gobierno de España a velar por el cumplimiento de la resoluciones de la ONU sobre el Sáhara Occidental y a promover el respeto a los derechos humanos en la antigua colonia española.

Ni el Parlamento ni el Gobierno de Extremadura tienen competencias en política exterior, por lo que la propuesta es más un gesto voluntarista que una iniciativa de la que puedan esperarse resultados, pero ¿cómo no desearle que se mejore a quien sufre un mal que, además, le ha contagiado la familia que hace votos -y vota- por su mejoría?

Inés Mireya Conejero, diputada del grupo
PSOE-Regionalistas. (Foto bajada de la red). 
A Escobar le respondió la diputada socialista Inés Mireya Conejero que, tras anunciar el apoyo de su grupo a la propuesta, lanzó una larga serie de frases contra el portavoz de IU, tachándole de preocuparse por los saharauis pero no por los extremeños. A ras de suelo, eso se denomina ser candil de casa ajena, pero la diputada no usó tal expresión.

Lo qué sí hizo su señoría Inés Mireya Conejero, del grupo parlamentario PSOE-Regionalistas, fue dirigir el foco del debate hacia Escobar, dejando en penumbras a los saharauis; además, rechazó tomar la palabra en el segundo turno de intervención al que tenía derecho, echando así un poco más de sombra sobre la resolución a favor de un Sáhara saharaui que no pareció constituir su preocupación principal en aquel momento.

El portavoz de IU-Verdes-SIEX, contra el que desde el norte de Cáceres se anuncia una campaña de escrache, esa práctica de acoso político que él no quiere condenar, se confesó descolocado por la intervención de la diputada cacereña. Fatma Mohamed Salem, nueva delegada del Frente Polisario en Extremadura, ataviada con una vistosa melhfa de color amarillo, y el subdelegado saharaui, Alale El Mami, vestido a la europea, anterior delegado del Frente en la región, llevaban horas en la tribuna de invitados esperando el debate y, seguramente, también se sorprenderían por la trifulca.

Fernando Manzano, a la derecha, saludando en una visita
anterior a los representantes del Frente Polisario
en Extremadura.
El Pleno era importante, pues en él comenzó el debate del proyecto de ley sobre la renta básica, se aprobó la creación de una comisión parlamentaria de investigación sobre Caja Badajoz y de otra sobre las listas de espera en el Servicio Extremeño de Salud, entre otras cuestiones, pero el parlamentarismo extremeño tiene estas cosas y lo que iba a ser la guinda amable de la sesión terminó pareciéndose a esos procesos de divorcio en los que uno de los cónyuges, o los dos, atacan al otro pateando en el culo a los hijos de ambos. En este caso, los divorciados, huelga decirlo, son el PSOE e IU y los hijos, miles y miles de saharauis a los que Marruecos ha despojado de su país y de su futuro, con la ayuda de España, de la ONU y de otros colaboradores necesarios, dicho sea de paso.

¿El PP está al margen de este conflicto? Desde luego que no. La bancada popular en el Parlamento de Extremadura es 'la otra', la mala, la amante en este triágulo de pasión y desamor. ¡Qué difíciles son las relaciones sentimentales, pero qué difíciles!


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